sábado, 31 de octubre de 2009

...Carta de un jóven que lo tenía todo...

La verdad es que lo tenía todo, es cierto vieja cuando dices que me quejaba de lleno, de cómodo porque tenía mi tele de plasma y mi cama de dos plazas y media. También es cierto lo que decía el viejo, nunca aspire a nada ni tenía sueños como los otros jóvenes, como mis primos e incluso alguno de mis amigos de apellidos anglosajón, no quería ser un gran arquitecto o tener un automóvil deportivo, no quería ser uno más de tantos y simplemente eso ustedes no podían soportarlo.

Pero la verdad, como lo veo yo, es que nunca tuve un abrazo cariñoso que no fuera de mi nana María que tanto me regaloneaba cuando, tú mamá andabas de compras después del trabajo y ¿sabes? Yo deseaba el abrazo cálido de tus brazos, esos que raras veces sentía sobre mi cama cuando dormía y me encontraba enfermo y fingía que dormía para sentirte cerca, no podría tampoco olvidar mi grito desesperado por atención todas aquellas veces que tuve problemas con el auto o en peleas cuando salía a algún bar, tantas complicaciones que el viejo siempre soluciono sentado cómodamente desde su escritorio, tan solo con una llamada.Nunca me regaño, nunca me dijo nada, ni cuando encontraron la hierba en mi velador ni la pistola debajo de la cama.

No encontré en ustedes lo que esperaba, lamentablemente uno no elije a la familia pero si a los amigos, por eso me juntaba con esos “pungas” (maleantes) como ustedes decían molestos por los amigos que me hacían compañía, chicos de la calle, muchos de ellos sin familia sin hogares donde pasar siquiera la noche si llovía, todos adictos a las drogas o el alcohol, todos ellos dispuestos a conversar conmigo, a llorar conmigo, a volar conmigo, a cambio de unos gramos o líneas que gracias a tu gentil auspicio, mi viejo empresario, pude costear por el tiempo necesario como para sentirme cerca de ellos, siendo parte de algo, para no estar más solo, para tener algo “mío”, ser querido aunque fuera por lo que podía darles, ese fue el único momento de mi vida que me sentí necesitado y esperado por alguien, mientras que en casa recibía el frio recibimiento del perro que mordía mi zapato y el eco incesante de mi voz que rebotaba en las paredes de mármol del vestíbulo.

No los culpo por lo que sucedió, fui yo quien decidió que su indiferencia hacia mi existencia desde que nací aquel día en donde nadie me esperaba fuere determinante para decidir si seguir o no con mi vida, pienso que pude haberme ido lejos a cualquier lado, pero hay veces que un corazón cansado como el mío, poco valorado y siempre despreciado simplemente necesita descansar e irse lejos, de verdad lejos, donde nadie lo pueda nunca alcanzar.

Tenía sueños, es cierto, pero nunca nadie creyó en ellos, tenía ganas pero ¿solo? No quise construir camino sin nadie a mi lado, tenía vida pero hoy de eso no hay más que un recuerdo si es que en su mente queda un lugar para este estorbo llamado hijo que vino a ocupar tiempo y dinero de sus tan complejas y completas vidas.

jueves, 9 de abril de 2009

...Carta de un jovén modelo...

Una vez más decepciono a mi destinado, mi apellido me trasciende más allá de mi propio espíritu, habla por mi y no habla mi voz, dice de mí lo que no quiero ir, que debo triunfar, ir más allá, correr, luchar y pisotear y ¿si no quiero? Mi padre insistente me obliga cada día ser mejor, yo mientras me hundo en mi deseo por escapar, huir de este destino que me obliga cada día a ser uno que no soy.

Hoy otro día más atestado de libros, espero no defraudar a la familia, el hijo prodigo que continuara con el buen nombre que viene desde tiempos inmemorables, como diría mi padre, ese ser cruel y abominable cegado por los placeres y el dinero me dejo solo tanto tiempo y ahora, como salido de un universo paralelo donde si era un buen padre, viene aquí a exigirme cosas que no puedo darle “sé el numero uno siempre, pisa a quien tengas que dejar atrás” me dijo antes de entrar a la facultad para seguir sus pasos y los de mi abuelo, pero ahora que no está, que se ha ido de viaje dejaré una sorpresa para cuando el regrese, después de todo estoy solo, rodeado de libros, de conocimiento, dinero y venalidades y ¿el amor? ¿Bajo qué llave se esconde de esta mansión?

Silencio sepulcral, habitaciones vacías atestadas de lujos, recojo mis libros, los tiro todos por el suelo y con papeles hago un circulo y yo en el centro, me siento tomando mis rodillas, llevándolas al pecho, las presiono fuertes y me doy cuenta de que no sé quién soy ni que quiero, después de todo, de poder elegir mi destino ¿Qué hubiera sido de mi? ¿Artista, deportista, psicólogo? Soy incapaz de contestar una pregunta tan simple como “que me gusta” toda mi vida manejado por los hilos invisibles de un hombre egoísta, hoy decido por mí que será de mi mismo, de mi alma, de mi mente, de mis deseos ocultos por las decisiones que él tomo por mi sin preguntarme una palabra.

Padre, luego de tus sin numero de deseos que cumplí sin decir palabra, haré, en este momento, algo por mí y para mi, y disfrutare cada segundo que dure, cada instante porque sabré que soy yo y no alguien más que juega a ser un chico perfecto que solo vive en tu mente pero no en este cuerpo.