domingo, 9 de enero de 2011

...Carta de un culpable...

Aquel día, si tan solo algo hubiera sido distinto, si el sol no hubiera brillado tan intensamente esa mañana de verano invitándonos a disfrutar de tan bello día, si no hubiera apagado el despertador 3 veces antes de por fin despertarnos a prisas porque nos esperaban en el café, de no haberte amado tanto como para rogarte esa noche te quedaras conmigo, quizá nada de esto hubiera pasado… quizá.

Hace 6 meses que no abres tus hermosos ojos pardos de los que me enamore, hace 6 meses que no te veo sonreír, mi estomago se retuerce, mi mente se dispersa y yo solo quiero volver a escucharte, pero no puedo, desde este rincón de la habitación te escribo estas últimas líneas por si algún día vuelves a despertar, para que sepas que estuve aquí todo lo que mi conciencia me permitió, te hable cada día y te cante cada noche para que pudieras descansar, tome tu mano y peine tu cabello, pero nada a dado resultado, los doctores dicen que comience a perder la esperanza de recuperarte pero ¿Cómo podría perderla? Lo único que tiene este culpable es la esperanza de volver a verte correr hacía el mar, como lo haríamos aquella vez luego de desayunar, iríamos junto con nuestros amigos a disfrutar del calor, del sol, pero mis ganas de llegar, de no hacer esperar, apretaron el acelerador de la motocicleta y lo peor pasó, aun tengo el recuerdo de tu cuerpo rodando por la calle, luego te pierdo de vista, mi propio cuerpo sufre, pero eres tu quién se a llevado la peor parte; oh amor mío, te he robado la vida en esa carrera loca por el tiempo, por nada importante, te he quitado todo y ellos también lo saben, sus miradas se me clavan penetrantes como queriendo destrozarme, yo te aleje de ellos y te aleje de mi ¿Cómo perdonarme?

No quieren que tenga esperanzas de volver a verte entre nosotros, nadie me perdona lo que he hecho, ni yo mismo, pues entonces que en nuestros sueños nos encontremos preciosa mía, si yo te he robado la vida, robare también la mía para que nos encontremos en nuestro mar, bajo un sol distinto, para besarte los labios y oír tu voz al decir te amo, dejaré todo por este último sueño, de volver a tenerte entre mis brazos.

Adiós.